No sólo los caños serán necesarios, también se harán compresoras.
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00:41 24/05/2014
SUPLEMENTO ENERGIA
Transporte de hidrocarburos y el desafío de Vaca Muerta
HAY CAPACIDAD OCIOSA EN LOS DUCTOS PARA AFRONTAR UN FUTURO BOOM DEL SHALE. DE TODOS MODOS SE NECESITARÁN MILLONARIAS INVERSIONES.
Notas Asociadas
Surcando su extensa geografía como arterias de un cuerpo en movimiento, la Argentina posee miles de kilómetros de ductos que transportan el hidrocarburo que sale del subsuelo. El mapa de caños encuentra un punto de convergencia en Neuquén, como una herencia de tiempos mejores, cuando los recursos salían a borbotones de estas tierras.
Hace tiempo ya que no se envía un solo metro cúbico de gas a Chile a través del gasoducto Pacífico ni de ninguno de los otros nueve puntos de exportación. Los Neuba I y II, diseñados para abastecer a la siempre voraz Buenos Aires en tiempos del auge de Loma La Lata, trabajan entre un 40 y un 50% por debajo de su capacidad operativa. El gran oleoducto que sale a las refinerías –manejados por la firma Oldeval– transporta tres veces menos de crudo que en el 98, año pico de la producción de la variedad Medanito en la cuenca. Algo similar ocurre con los poliductos que abastecen a la industria petroquímica de Bahía Blanca.
Todo este escenario podría cambiar a partir de Vaca Muerta. Si bien las redes troncales tienen capacidad de sobra para absorber el crecimiento de producción, habrá que invertir millones en infraestructura para acceder a las plantas de bombeo o a los grandes gasoductos. YPF, por caso, tiene proyectos por unos 100 millones de dólares para sacar la futura producción de Loma Campana, El Orejano y Rincón del Mangrullo hacia las refinerías y hacia las industrias en Bahía.
El gerente de ventas de gas de una importante petrolera nacional aseguró a "Río Negro Energía" que en general este tipo se obras se amortiza con los proyectos. En el caso del gas, además, se trata de un requisito indispensable porque transportarlo en camiones tiene un altísimo costo.
No sólo los caños serán necesarios para la revolución shale. Habrá una gran demanda de plantas presurizadoras. Es que el gas atrapado en la roca madre suele llegar a la superficie con muy baja presión y para inyectarlo en los ductos hace falta acondicionarlo. Las cañerías de TGS y TGN (las dos grandes distribuidoras mayoristas del país) operan entre 60 y 80 kilos por centímetro cuadrado, entre 30 y 40 veces más que las ruedas de un vehículo.
En estos casos, razonó el ejecutivo, las obras se hacen más difíciles de amortizar en el corto plazo por el precio del fluido, aunque en proyectos a 35 años seguramente estarán dentro de lo planificado y lejos de otros costos de mayor impacto como todos aquellos ligados a las fracturas hidráulicas.
Un dato alentador, sin embargo, es que existe tecnología nacional para la mayoría de estas plantas, al igual que lo que ocurre con los caños sin costura. Se trata de una de las puntas del derrame sobre otros sectores que se espera generar con Vaca Muerta.
EXPORTACIÓN
En una mirada de más largo plazo, el shale podría devolverle a la Argentina su posición de exportadora de hidrocarburos. Hoy sólo salen del país unos pocos derivados de petróleo, el crudo pesado del Chubut y Santa Cruz y algunos insignificantes saldos de gas.
Un eventual cambio de tendencia, tal como ocurrió en Estados Unidos, también encontrará bien parado al país. Existen 10 caños que cruzan fronteras para abastecer de gas a países limítrofes. Chile, Brasil y Uruguay serían los mercados de preferencia, particularmente el primero, altamente dependiente del gas licuado. Además, la producción de metanol en el país trasandino depende en gran medida de este recurso y hace ya varios años que no se la provee.
Neuquén tiene un rol clave aquí a partir del gasoducto Pacífico. Según el director provincial de Hidrocarburos, Alex Valdez, las instalaciones podrían volver a ponerse en marcha en el corto tiempo con obras de mantenimiento.
En el caso del gas, también necesitaría de una planta para licuar el fluido y así exportarlo en barco. Pese a que el mercado offshore crece cada día, el escenario está lejos para la Argentina, que tiene como desafío primordial el autoabastecimiento.
En el caso del petróleo, hay dos ductos que llegan a Puerto Rosales en Bahía Blanca, donde existe toda la infraestructura de acopio necesaria así como la logística para exportar. También existe otro que cruza la cordillera.
El transporte es un tema central para la industria petrolera, sobre todo para la gasífera. A tal punto, que puede llegar a definir la realización de un proyecto.
YPF, por caso, prioriza para el desarrollo shale aquellas locaciones donde ya existe infraestructura ociosa. La idea es poder reducir costos para comercializar la producción lo antes posible.
Para Neuquén, inclusive, su amplia red de ductos es un elemento que suma competitividad. Según explicó Valdez, se trata de un aspecto que se destaca a menudo a la hora de salir a capturar posibles inversores.
La provincia posee unos 5.700 kilómetros de oleoducto y una cifra apenas inferior de gasoductos. Hay zonas de cabecera por excelencia como Loma La Lata, Sierra Barrosa o Puesto Hernández.
Pero a su vez hay cientos de kilómetros de caños más pequeños que se mueven entre los yacimientos y que inclusive son ocupados por distintas firmas.