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domingo, 24 de enero de 2016

Es la economia Norteamericana Nota enviada por Carlos Bregni

Es la economia Norteamericana

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Carlos Bregni

14:27 (hace 19 horas)
para JorgerosanaAliciaRobertoFedericoClaudia
Esta semana se conocieron los datos de crecimiento económico de la economía China en 2015 y no fueron buenos. El País en su edición digital lo reflejaba así:

“En el último trimestre de 2015 el PIB creció un 6,8% interanual, una décima de punto porcentual por encima de las expectativas de los analistas. En total, el PIB chino alcanzó el año pasado los 67,67 billones de yuanes (9,48 billones de euros).”

Al no alcanzar el 7 por ciento, hacía 25 años que China no marcaba un crecimiento económico tan bajo. Esto si tenemos en cuenta las cifras oficiales, que para muchos están manipuladas por el régimen comunista de Beijing. De acuerdo a analistas y consultoras independientes, el crecimiento económico podría ser entre un uno y un  tres por ciento inferior a lo que marcan las cifras oficiales.

La mayoría de los medios de comunicación parecen ponerse de acuerdo en señalar a China y al desplome del petróleo como los culpables del batacazo que se han dado las bolsas durante las últimas semanas. Pero ni uno ni otro explican que las bolsas hayan caído con tanta fuerza.

Que el precio del petróleo haya caído no puede contemplarse como un factor bajista para las bolsas europeas. Europa y España importan casi todo el petróleo que consumen y que el precio de este recurso energético caiga solo puede interpretarse como algo positivo, con el añadido de que una menor inflación derivada de la caída en el precio del petróleo ponga presión adicional al Banco Central Europeo para llevar a cabo nuevos estímulos.

Se está hablando de que un impago masivo de las compañías petroleras pondría en jaque a los bancos como ya lo hicieron los millones de impagos de las hipotecas concedidas durante la burbuja de 2002-2007. Sin embargo, la magnitud de las cifras no es comparable y además solo es probable que caigan en default aquellas compañías que se embarcaron en los proyectos de extracción de crudo más arriesgados. 

Una vez más, la mano invisible del mercado entra en acción, pero no por ello podemos hablar de una nueva crisis económica, sobre todo teniendo en cuenta el efecto beneficioso que provoca la caída del precio del petróleo en las economías europeas como mencionábamos anteriormente.

Por otro lado, la desaceleración de China sí tiene un efecto negativo en la capacidad exportadora de las empresas europeas, que tienen en el gigante asiático a uno de sus principales clientes. 

China está evolucionando de una economía industrial a una economía orientada al sector servicios, de ahí que en adelante veamos tasas de crecimiento más modestas. Sin embargo esto no es suficiente para tumbar las bolsas como ha ocurrido durante las últimas tres semanas, cuando los índices europeos han perdido más del 10 por ciento, ya que el contagio entre China y los países desarrollados no es tan claro como podría pensarse.

 

Cambio de ciclo en Estados Unidos

Más preocupante resulta el volumen de deuda que se ha acumulado en las economías desarrolladas durante los últimos años.

La salida a la crisis de 2008 ha sido por parte de los países desarrollados, mediante la rebaja de tipos de interés hasta cero, la adopción de billonarios estímulos monetarios y la alimentación de una nueva burbuja, esta vez monetaria.

Estos estímulos no han provocado una inflación en los bienes que consume un ciudadano medio como alimentos, cuidados médicos u ocio. De hecho, estos bienes se están enfrentando a presiones deflacionarias por diversos factores como el abaratamiento de la energía o unos niveles de confianza del consumidor por debajo de los niveles pre-crisis.

La inflación derivada de la burbuja causada por los bancos centrales se ha centrado en los activos financieros, con los bonos y las acciones a la cabeza. Si la bolsa cae no es porque las perspectivas económicas sean sombrías, sino porque la principal fuerza inflacionaria de los precios de los activos financieros –la acción de los bancos centrales- está en retirada tras el fin de los programas de estímulo en Estados Unidos en 2013 primero y tras el incremento de los tipos de interés que fija la Reserva Federal el mes pasado.

Es por tanto un problema de precios, no de crecimiento económico. Muestra de ello es que el PER del S&P 500 se encuentra en el nivel de 20, por encima de su media histórica que se sitúa en 15.

Hemos de pensar por tanto que el cambio de ciclo en la política monetaria de la principal economía del planeta puede suponer el cambio de ciclo en las bolsas europeas tras las subidas del periodo comprendido entre 2012 y 2015.