El reto de la Fed
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El reto de la Fed: enviar un mensaje claro de aumento de tasas
La Reserva Federal de Estados Unidos sigue siendo renuente a subir las tasas de interés de corto plazo ante la incertidumbre en torno a elección presidencial y probablemente se quedará de brazos cruzados en la reunión prevista para noviembre con la intención de aumentarlas en diciembre.
Su desafío es decidir qué tan fuerte debe ser la señal que mande sobre un alza de tasas en su última reunión del año, fijada para el 13 y 14 de diciembre. Las expectativas del mercado sugieren que el banco central no necesita enviar una fuerte señal de advertencia. Los mercados de futuros asignan una probabilidad de 74% a un incremento de tasas en diciembre, según CME Group.
Eso significa que la Fed no tiene que introducir modificaciones importantes al comunicado difundido tras la reunión de septiembre, cuando resaltó que aunque había más razones para elevar las tasas de interés, quería esperar “por el momento” para que surja más evidencia de un fortalecimiento de la economía.
Los inversionistas dudan desde hace tiempo de que la Fed opte por aumentar las tasas en la reunión del 1 y 2 de noviembre, apenas una semana antes de las elecciones, y asignan una probabilidad de apenas 9% a que ello acontezca.
El banco central ha dejado en claro, tanto en los comentarios de sus funcionarios en público como en recientes entrevistas, que anticipan un alza de tasas antes de fin de año. No obstante, con un desempleo en torno al 5% y una inflación inferior a 2%, no tienen prisa.
“No hay una urgencia tremenda para tomar decisiones de política monetaria ahora mismo”, dijo William Dudley, presidente de la Reserva Federal de Nueva York, en una reciente entrevista con The Wall Street Journal. Subir las tasas en una reunión o la otra no “tendrá enormes consecuencias para la trayectoria de la economía”, manifestó. Dudley prevé que el organismo empezará a subir las tasas este año “dependiendo de que la economía siga evolucionando conforme mi expectativa”.
Algunos presidentes de los bancos regionales de la Fed, sin embargo, son cada vez más impacientes. Tres de ellos, Eric Rosengren, de la Fed de Boston, Loretta Mester, de la Fed de Cleveland, y Esther George, de la Fed de Kansas City, votaron en contra de la decisión del comité en septiembre de no mover la tasa de fondos federales de su actual rango de entre 0,25% y 0,5%. Los tres querían un aumento de un cuarto de punto porcentual.
Nueve de los 12 presidentes de los bancos regionales de la Fed querían un incremento de la tasa de interés de los préstamos a corto plazo ofrecidos a los bancos a través de la ventanilla de descuento antes de la reunión de septiembre, un posible reflejo de que las filas de los partidarios de subir la tasa de fondos federales, de referencia, están creciendo.
De todos modos, Rosengren insinuó la semana pasada que no le molestaría no modificar las tasas antes de las elecciones y esperar hasta la última reunión del año para hacerlo. “No creo que las elecciones ni la política deberían jugar un papel importante”, señaló. “Sin perjuicio de lo anterior, un retraso de una reunión no marca una diferencia económica en ningún modelo econométrico”.
Aunque se está gestando un consenso a favor de un alza de la tasa de fondos federales en un futuro cercano, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, afronta profundas divisiones al interior del organismo sobre si debe dejar que la economía se sobrecaliente al mantener bajas las tasas de interés y fomentar la inversión. Eso permitiría una mayor caída del desempleo.
En un discurso pronunciado el 14 de octubre, Yellen expresó simpatía hacia la idea de mantener bajas las tasas de interés con la intención de permitir un mayor dinamismo de la economía que revierta algunos de los efectos que aún perduran de la crisis de 2008, como una floja inversión de las empresas y una baja proporción de adultos que tienen un empleo o buscan uno en forma activa. Añadió que, al contrario de lo ocurrido en décadas previas, en esta ocasión la mayor creación de empleo no ha generado presiones inflacionarias. Esto sugiere que la Fed se puede dar el lujo de permitir una mejora del mercado laboral sin correr el riesgo de que se produzca un brusco aumento de los precios al consumidor.
Una economía más dinámica impulsaría las ventas, lo que a su vez llevaría a las empresas a aumentar la inversión, indicó. Además, una mayor oferta de empleos, “podría atraer a posibles trabajadores que, de otro modo, quedarían al margen”.
El contrargumento esgrimido por otros, incluyendo Rosengren y John Williams, presidente de la Fed de San Francisco, es que permitir un descenso excesivo del desempleo podría hacer que la inflación suba más de la cuenta o provocar un sobrecalentamiento de los mercados financieros, lo que obligaría a la Fed a aumentar rápidamente las tasas de interés, desatando una recesión.
La tasa de desempleo, que alcanzó 5% en septiembre, está en un o muy cerca del nivel en que, si sigue bajando, surgirían presiones inflacionarias. Algunos sostienen que si la Fed demora demasiado en elevar su tasa de referencia, corre el riesgo de acortar la recuperación de la economía.
“Al defender un incremento gradual de las tasas de interés, no estoy tratando de estancar la expansión económica”, indicó Williams en un discurso del 21 de octubre, y agregó que el banco central debe subir las tasas “más temprano que tarde”. Williams subrayó que “todo lo contrario: mi objetivo es mantener la economía en una fundación estable para que pueda sostenerse por mucho tiempo”.
Las empresas han creado un promedio de 178.000 empleos mensuales este año, aunque un mayor número de personas ha regresado a la fuerza laboral, lo que ha mantenido el desempleo estable en su nivel actual durante gran parte del año. La Fed, sin embargo, no espera que la tendencia persista mucho tiempo. En septiembre, proyectaron un descenso de la tasa de desempleo a partir del próximo año para quedar por debajo de 4,8%, su previsión de desempleo de largo plazo, hasta 2019.
Al parecer, las condiciones para no subir las tasas en diciembre son altas.
La economía se ha seguido fortaleciendo desde la última reunión del banco central. Las solicitudes de seguro de desempleo siguen siendo bajas, las vacantes se encuentran en niveles cercanos a máximos históricos, y la economía estadounidense sigue creando empleos a pesar de una expansión moderada.
La confianza de los consumidores aumentó el mes pasado para alcanzar su mayor nivel en nueve años, mientras que el gasto de los consumidores sigue siendo saludable. La inversión empresarial es modesta, pero repuntó en el segundo trimestre.
La inflación también ha subido un poco, conforme el dólar se ha estabilizado y los precios del petróleo han aumentado ligeramente. El índice de gastos de consumo personal, el indicador de inflación predilecto de la Fed, muestra un aumento de los precios de 1,7% entre agosto de 2015 y agosto de 2016, al excluir los precios de los alimentos y la energía, que son más volátiles. Igualmente, algunos indicadores de expectativas inflacionarias también han aumentado.