EL FINANCIERO:
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MERCADOS
“La crisis ha dejado un cocktail de efectos interconectados –sobreendeudamiento, préstamos en mora en los balances de los bancos, presiones deflacionarias, baja inversión y un erosionado capital humano-, que continúan reduciendo los niveles de inversiones potenciales a nivel global”, según Obstfel.
Años de débil crecimiento económico han desatado preocupación entre los inversionistas de que esta es la nueva normalidad y que ni los gobiernos ni los bancos centrales tienen idea de cómo resolverlo. El pesimismo en los consumidores ha minado al gasto, mientras las empresas han dejado de poner dinero en crear edificios, maquinaria o software y la reticencia hace las cosas todavía más lentas. En una frase, decepción trae más decepción y el Brexit y Trump son elementos que lo confirman.
Sin embargo, en muchas economías emergentes, el panorama para 2017 es positivo, no lateral. India sería por tercer año consecutivo la economía de crecimiento más acelerado alrededor del mundo, luego que el FMI proyectó un crecimiento de 7.6 por ciento en su PIB.
Ayudado por los bajos precios del petróleo, el banco central de India logró bajar la inflación a 5 por ciento, respecto al 11 por ciento que alcanzaba en 2013. India tiene todavía muchos problemas, pero por el momento parece que se gestionó mejor que las naciones desarrolladas.
“No tiene precedentes que los mercados emergentes sean percibidos con menos incertidumbre política que los avanzados”, dijo Isabelle Mateos y Lago, jefa de estrategia en diversos activos para BlackRock Investment Institute.
Para China, el FMI proyectó un crecimiento de 6.2 por ciento, por debajo del 6.6 por ciento estimado para este año. El presidente Xi Jinping trata de hacer virar a la economía de la inversión corporativa, infraestructura y exportaciones hacia una de mayor gasto de los consumidores. Eso sería positivo Asia, en donde los países venden productos a los chinos, pero negativo para europeos, americanos y japoneses, quienes les venden tecnología.
Mientras tanto, el crecimiento de Estados Unidos -la economía más grande a nivel global y el mayor comprador de última instancia- sigue siendo vital para el resto del mundo. El FMI proyectó un crecimiento de 2.2 por ciento para esa economía.
La Reserva Federal asume que el crecimiento en Estados Unidos será suficientemente fuerte para justificar tres alzas en su tasa de referencia entre la actualidad y el final de 2017. Los inversionistas, que han observado a la Fed sobreestimar el crecimiento y las tasas de interés año con año, esperan una tasa menor al 0.8 por ciento para el cierre de este año. “El motor del crecimiento en Estados Unidos está atravesando problemas”, advirtió Robert Johnson, presidente del Instituto del Nuevo Pensamiento Económico.
Sobre el petróleo, la perspectiva es que los precios cierren el siguiente año en un precio no mucho mayor del que tiene ahora, en alrededor de 55 dólares. Mientras tanto, el oro, un instrumento de cobertura contra la inflación y la incertidumbre política, cerraría cerca de los mil 300 dólares por onza, un nivel que tampoco es muy lejano al actual.
El comercio internacional este año y el siguiente está proyectado para crecer a su ritmo más lento desde la crisis financiera. La desilusión se está consolidando. “Corremos el riesgo de que un lento crecimiento se convierta en una crisis”, dijo Glenn Hubbard, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia.