El temor que genera un posible debilitamiento de la recuperación económica mundial provocó un nerviosismo generalizado entre los inversores.
El Dow Jones, que agrupa a las 30 mayores empresas cotizadas de EE.UU., se hundió más por debajo de la simbólica cota de las 12.000 unidades al colocarse en 11.607,93 puntos.
Los inversores continúan con su fuga del mercado emulando lo ocurrido en las principales plazas financieras europeas.
La bolsa de Madrid registró su mayor caída del año al bajar el 3,8%, la de París encadenó nueve jornadas consecutivas en números rojos al caer el 3,9 %, la de Fráncfort vivió su peor desplome en diez meses con un retroceso del 3,4 % y Londres perdió el 3,43 %, entre muchas otras.
La sangría de la jornada se cebaba también con el petróleo, para colocarse incluso por debajo de la barrera de los 90 dólares por barril.
El nerviosismo generalizado golpeó incluso al oro, que en momentos de incertidumbre suele actuar como valor refugio, ya que a esta hora los inversores preferían la búsqueda de liquidez.
La continua difusión esta semana de datos macroeconómicos peores de lo esperado en EE.UU. dejaba muy bajas las expectativas para el informe de empleo que publicará el viernes el Departamento de Trabajo de este país y que los inversores temen que pueda volver a poner de manifiesto la debilidad del mercado laboral estadounidense.
También influyeron en los números rojos de la jornada el considerable fortalecimiento del dólar ante otras divisas, que se producía debido a los persistentes temores a la crisis de deuda de la zona euro y como respuesta a la decisión del Banco de Japón de intervenir en el mercado de divisas para frenar la escalada del yen.
En tanto, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, dijo hoy que "la incertidumbre es particularmente alta" y afirmó que el crecimiento económico en el área euro está en "desaceleración". Dadas las tensiones "particularmente altas" en los mercados, el consejo directivo del BCE, reunido hoy en la ciudad alemana de Frankfurt, decidió "una operación suplementaria de liquidez", indicó Trichet.
El Banco Central Europeo habría estado comprando bonos portugueses e irlandeses en el mercado secundario en distintos vencimientos, según informaron operadores. En medio de una creciente presión para que el BCE compre bonos de los países periféricos de la zona euro como una ayuda para paliar la crisis de deuda, su presidente Jean-Claude Trichet solo dijo en su conferencia de prensa mensual que el programa de compras seguía vigente.
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