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miércoles, 25 de enero de 2017
(Cronista) El año pasado, antes de asumir como ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne se reunió con los directivos de uno de los bancos nacionales más grandes del sistema. Les pidió que piensen alguna forma de reducir el 1,2% del impuesto al cheque, de forma de cambiarlo por otro para que el Estado no pierda recaudación o, como máxima, que aumente. Luego, ejecutivos de esta entidad se reunieron con sus pares de uno de los bancos extranjeros con más presencia para analizarlo juntos, y después se incorporaron las cámaras de bancos nacionales y extranjeros.
La propuesta de los bancos al Gobierno fue reemplazar el impuesto al cheque por el impuesto al depósito en efectivo del 2%, a efectos de ir bancarizando la economía. Para los grandes depositantes de efectivo, como pueden ser los retailers, proponen reducirle el arancel con compras con tarjeta de débito del 1,5 al 0,5%, de modo de que compensen un punto y no se vean tan afectados por la medida.
"Todavía no hay nada cerrado ni validado, porque en Hacienda temen que el dinero no vaya a parar a los bancos sino al circuito informal, que se deposite en financieras o cooperativas y que haya menos recaudación para el Estado. Quieren ver qué otra opción habría para garantizar que el efectivo pase por las cuentas bancarias y que no se escape por otros canales", detalla una fuente conocedora de la intimidad de la negociación, en estricto off the record.
"Si no me asegurás que vamos a tener más bancarizada la economía y mayor nivel de recaudación no sirve", fue la respuesta desde el Gobierno. La intención sería lanzarlo junto a un paquete de medidas a lo largo del año y no como algo suelto, pero por ahora se encuentra en stand by, analizándose en profundidad, por lo que no sería en lo inmediato.
La premisa de la que parten es que un empleado en relación de dependencia no necesita depositar efectivo, ya que su sueldo se le acredita en la cuenta, por lo que proponen castigar al que no está bancarizado, o a aquellas pymes que venden una parte en blanco y otra en negro y pueden llegar a necesitar depositar efectivo.
Castigo por depositar
Por otro lado, los bancos están empezando a castigar a los grandes depositantes. Dos de las entidades líderes les aumentarán las comisiones, ya que el costo del efectivo para ellos es caro, ya que el Central no les recibe los billetes que están en buen uso, sino sólo los deteriorados y los de $ 100 de Roca, para sacarlos de circulación.
Hoy están stockeados de billetes en todas las bóvedas y transportadoras de caudales, lo que les cuesta plata, por lo que buscan trasladar esos costos hacia los grandes depositantes, a quienes les cobran una comisión de entre el 0,25 y el 0,3% por depósitos en cuentas recaudadoras en diferentes lugares del país. Además, una comisión por la "limpieza" del dinero, ya que debe estar procesado y "limpio" para darle los billetes deteriorados al BCRA, y el resto ponerlos en los cajeros automáticos. Hay supermercados, por ejemplo, que en lugar de una comisión pagan una cifra fija al banco de $ 500.000 por mes para que les reciba el efectivo.
Los supermercadistas están en alerta ante este posible escenario, porque les subirían los costos un 2%, que amenazan con trasladarlo directo a la góndola. En el sistema financiero se defienden al señalar que "la disminución en el uso de efectivo genera también eficiencias por la baja en las necesidades de emisión de billetes y por la reducción en los costos de gestión de billetes: almacenamiento, distribución y destrucción de billetes deteriorados".
El tema es que hoy hay más billetes sobrantes que faltantes. Los bancos se los llevaban al BCRA y luego otra entidad los buscaba, entonces en el Central decidieron que los bancos se pongan de acuerdo entre ellos para ahorrar costos de logística en caudales, y no ser ellos un intermediario.
La propuesta de los bancos al Gobierno fue reemplazar el impuesto al cheque por el impuesto al depósito en efectivo del 2%, a efectos de ir bancarizando la economía. Para los grandes depositantes de efectivo, como pueden ser los retailers, proponen reducirle el arancel con compras con tarjeta de débito del 1,5 al 0,5%, de modo de que compensen un punto y no se vean tan afectados por la medida.
"Todavía no hay nada cerrado ni validado, porque en Hacienda temen que el dinero no vaya a parar a los bancos sino al circuito informal, que se deposite en financieras o cooperativas y que haya menos recaudación para el Estado. Quieren ver qué otra opción habría para garantizar que el efectivo pase por las cuentas bancarias y que no se escape por otros canales", detalla una fuente conocedora de la intimidad de la negociación, en estricto off the record.
"Si no me asegurás que vamos a tener más bancarizada la economía y mayor nivel de recaudación no sirve", fue la respuesta desde el Gobierno. La intención sería lanzarlo junto a un paquete de medidas a lo largo del año y no como algo suelto, pero por ahora se encuentra en stand by, analizándose en profundidad, por lo que no sería en lo inmediato.
La premisa de la que parten es que un empleado en relación de dependencia no necesita depositar efectivo, ya que su sueldo se le acredita en la cuenta, por lo que proponen castigar al que no está bancarizado, o a aquellas pymes que venden una parte en blanco y otra en negro y pueden llegar a necesitar depositar efectivo.
Castigo por depositar
Por otro lado, los bancos están empezando a castigar a los grandes depositantes. Dos de las entidades líderes les aumentarán las comisiones, ya que el costo del efectivo para ellos es caro, ya que el Central no les recibe los billetes que están en buen uso, sino sólo los deteriorados y los de $ 100 de Roca, para sacarlos de circulación.
Hoy están stockeados de billetes en todas las bóvedas y transportadoras de caudales, lo que les cuesta plata, por lo que buscan trasladar esos costos hacia los grandes depositantes, a quienes les cobran una comisión de entre el 0,25 y el 0,3% por depósitos en cuentas recaudadoras en diferentes lugares del país. Además, una comisión por la "limpieza" del dinero, ya que debe estar procesado y "limpio" para darle los billetes deteriorados al BCRA, y el resto ponerlos en los cajeros automáticos. Hay supermercados, por ejemplo, que en lugar de una comisión pagan una cifra fija al banco de $ 500.000 por mes para que les reciba el efectivo.
Los supermercadistas están en alerta ante este posible escenario, porque les subirían los costos un 2%, que amenazan con trasladarlo directo a la góndola. En el sistema financiero se defienden al señalar que "la disminución en el uso de efectivo genera también eficiencias por la baja en las necesidades de emisión de billetes y por la reducción en los costos de gestión de billetes: almacenamiento, distribución y destrucción de billetes deteriorados".
El tema es que hoy hay más billetes sobrantes que faltantes. Los bancos se los llevaban al BCRA y luego otra entidad los buscaba, entonces en el Central decidieron que los bancos se pongan de acuerdo entre ellos para ahorrar costos de logística en caudales, y no ser ellos un intermediario.