FMI redujo previsión de crecimiento para Argentina al 2,2%, y estimó que no se cumplirá meta de inflación
LILIANA FRANCO
El Fondo Monetario Internacional confirmó que recortó las previsiones de crecimiento del producto bruto argentino. En la presentación realizada hoy en Washington sobre las perspectivas económicas para América Latina y el Caribe, Alejandro Werner, Director del Departamento del Hemisferio Occidental del organismo, sostuvo que el FMI prevé que en 2017 la Argentina avance de 2,2%, por debajo del 2,7% estimado en octubre pasado.
La proyección del Fondo se ubica en la banda inferior de las estimaciones privadas. Las consultoras que analizan la economía argentina apuestan a subas que van desde el 2 al 5%.
Desde el gobierno ya habían salido al cruce de las previsiones del organismo multilateral que se conocieron la semana pasada en ocasión de la revisión del Panorama Mundial. Este fin de semana, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, estimó que la economía argentina puede crecer este año entre el 3,5% y 5%, en contraposición de la proyección realizada por el Fondo Monetario Internacional.
El Fondo reconoce que en Argentina, el ritmo de contracción de la actividad económica disminuyó en el segundo semestre de 2016, pero "para este año se proyecta un repunte del PIB real, a medida que los mayores salarios en términos reales aviven el consumo, la mayor demanda externa estimule las exportaciones y la inversión pública aumente".
Pero aun así, debido a que en los dos últimos trimestres de 2016 el producto creció menos de lo pronosticado, el Fondo revisó a la baja las previsiones para 2016 y 2017, a -2,4 por ciento y 2,2 por ciento, respectivamente.
El organismo espera que los resultados satisfactorios de la amnistía fiscal estimulen en cierta medida la demanda interna y ayuden a cumplir las metas fiscales fijadas para 2016 y 2017.
Con relación a la inflación, el Fondo prevé que "descienda considerablemente, pero que permanezca levemente por encima de la meta fijada por el Banco Central para 2017". Según la autoridad monetaria, la suba de los precios no debería superar el 17% en el año en curso, pero la mayoría de los analistas privados se inclinan por una inflación algo superior al 20%.
En el terreno del análisis de las políticas, el FMI considera que "la continuidad del ajuste macroeconómico y los avances en el fortalecimiento del marco institucional ayudarán a apuntalar la confianza de los inversionistas en las metas fiscal y monetaria y a propiciar un repunte de la inversión privada".
Pero también considera "necesario impulsar una reforma en el lado de la oferta para reconstruir las bases que permitan lograr un crecimiento más vigoroso, sostenido y equitativo".
• Cambios
Según el Fondo, el panorama mundial ha cambiado desde octubre de 2016 (cuando realizó las anteriores proyecciones) y los cambios se deben distintos factores.
Entre los más importantes se encuentra una modificación prevista en el régimen de políticas de Estados Unidos, niveles más altos de crecimiento e inflación y un dólar más fuerte. De acuerdo al Fondo, en el país del norte "sigue habiendo incertidumbre en cuanto a las potenciales modificaciones de las políticas, pero es probable que la política fiscal se torne expansiva, y cabe prever un endurecimiento de política monetaria más rápido de lo previsto debido al fortalecimiento de la demanda interna y a presiones inflacionarias".
Como resultado, se proyecta que el crecimiento de Estados Unidos aumente a 2,3 por ciento en 2017 y a 2,5 por ciento en 2018, lo que equivale a un aumento acumulado del PIB de medio punto porcentual con respecto al pronóstico de octubre.
El cambio previsto en el régimen de políticas y el mayor crecimiento en Estados Unidos ha dado lugar a "un aumento de las tasas de interés a largo plazo a nivel mundial, un dólar más fuerte en términos efectivos reales y una moderación de los flujos de capital a América Latina".
Un cambio positivo son las mejores perspectivas para otras economías avanzadas y China en 2017-18, como consecuencia de mayor actividad económica en el segundo semestre de 2016 y a expectativas de que se implementen políticas de estímulo.
El Fondo también prevé cierta recuperación de los precios de las materias primas, en especial los precios de los metales y el petróleo, gracias a una fuerte inversión inmobiliaria y en infraestructura en China, a las expectativas de una distensión fiscal en Estados Unidos y al acuerdo entre los principales productores de petróleo para reducir la oferta.
Estas corrientes en la economía mundial tienen un impacto variado en América Latina. El estímulo positivo generado por la mayor demanda prevista en Estados Unidos podría verse contrarrestado por el aumento en las tasas de interés mundial y la incertidumbre en torno a posibles cambios en la política comercial y migratoria de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, el repunte de los precios de las materias primas desde comienzos de 2016 ha beneficiado a los exportadores de esos productos, pero se prevé que los precios de las materias primas continúen siendo bajos en comparación con sus niveles históricos.
Teniendo todo esto en cuenta, se prevé que la actividad económica en la América Latina y el Caribe se expanda 1,2 por ciento en 2017 y 2,1 por ciento en 2018, tras una contracción de 0,7 por ciento en 2016.
• Brasil
En Brasil, el principal socio comercial de la Argentina, el PIB siguió contrayéndose en el tercer trimestre de 2016, y los indicadores de actividad económica al cierre del año señalan una demora en la recuperación económica porque el gasto privado sigue siendo débil, según consigna el informe del Fondo.
El organismo prevé que en 2017 el crecimiento se torne positivo y sea de 0,2 por ciento. Sin embargo, advierte que "los altos niveles de desempleo y de endeudamiento del sector privado continuarán imponiendo un lastre a la demanda".
Revisando las políticas del principal socio el Mercosur, el Fondo señala que para impulsar el crecimiento, el gobierno brasileño ha anunciado medidas para ayudar a las empresas fuertemente endeudadas y reformas para reducir los trámites burocráticos y los costos de la actividad empresarial.
Con el fin de apuntalar la confianza en las finanzas públicas, se aprobó una enmienda constitucional para limitar el gasto no financiero del gobierno central en términos reales, y el gobierno ha enviado al Congreso un proyecto de reforma de las pensiones.
Mientras tanto, el Fondo señala que "la situación fiscal de varios gobiernos subnacionales es cada vez más complicada, y se espera que una nueva legislación siente las bases para un ajuste a escala estatal y para programas de reforma supervisados por el gobierno federal".
Una buena noticia es que la inflación brasileña ha estado disminuyendo rápidamente en los últimos meses, y al final de 2016 se situaba por debajo del límite superior de la banda de tolerancia.
Para Chile, el Fondo se proyecta un crecimiento de 2,1 por ciento en 2017, que se suma al aumento de 1,6 por ciento registrado en 2016. La mayor demanda externa, las perspectivas más favorables de los precios del cobre y una importante distensión monetaria son los principales factores detrás del repunte. Pero "las inciertas perspectivas regionales, las tasas de interés más altas en el exterior y la aún escasa confianza interna podrían poner trabas a una recuperación significativa".
En Perú, el crecimiento sigue siendo relativamente resistente, y se prevé que en 2017 se situé en 4,3 por ciento como resultado de una ampliación de la producción de cobre, los precios más altos de ese metal, un repunte del gasto público regional y local y un sólido gasto en consumo de los hogares.
En el otro extremo, el Fondo considera que "Venezuela continúa sumida en una profunda crisis económica que avanza hacia la hiperinflación, y cuyas principales causas son un cuantioso déficit fiscal qua ha sido monetizado, las enormes distorsiones económicas y una fuerte restricción de la disponibilidad de importaciones de bienes intermedios". Para 2017 se proyecta una marcada contracción de la actividad económica, y se prevé que la inflación continúe acelerándose.
• Flexibilidad
De acuerdo con las declaraciones de Werner, "en medio de condiciones externas cada vez más volátiles, la flexibilidad cambiaria le ha reportado marcados beneficios a la región y debe seguir siendo la primera línea de defensa ante los shocks".
El funcionario del Fondo consideró que "los países deben seguir recurriendo al espacio del que disponen para calibrar el ajuste fiscal, ya que se prevé que los precios de las materias primas continúen siendo bajos en comparación con sus niveles históricos, a pesar de su reciente repunte".
También sostuvo que las reformas estructurales -como la reducción de la informalidad y los trámites burocráticos, la mejora de la calidad de la infraestructura y el refuerzo de la educación y el Estado de derecho- son esenciales para apoyar el crecimiento a mediano plazo.
La proyección del Fondo se ubica en la banda inferior de las estimaciones privadas. Las consultoras que analizan la economía argentina apuestan a subas que van desde el 2 al 5%.
Desde el gobierno ya habían salido al cruce de las previsiones del organismo multilateral que se conocieron la semana pasada en ocasión de la revisión del Panorama Mundial. Este fin de semana, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, estimó que la economía argentina puede crecer este año entre el 3,5% y 5%, en contraposición de la proyección realizada por el Fondo Monetario Internacional.
El Fondo reconoce que en Argentina, el ritmo de contracción de la actividad económica disminuyó en el segundo semestre de 2016, pero "para este año se proyecta un repunte del PIB real, a medida que los mayores salarios en términos reales aviven el consumo, la mayor demanda externa estimule las exportaciones y la inversión pública aumente".
Pero aun así, debido a que en los dos últimos trimestres de 2016 el producto creció menos de lo pronosticado, el Fondo revisó a la baja las previsiones para 2016 y 2017, a -2,4 por ciento y 2,2 por ciento, respectivamente.
El organismo espera que los resultados satisfactorios de la amnistía fiscal estimulen en cierta medida la demanda interna y ayuden a cumplir las metas fiscales fijadas para 2016 y 2017.
Con relación a la inflación, el Fondo prevé que "descienda considerablemente, pero que permanezca levemente por encima de la meta fijada por el Banco Central para 2017". Según la autoridad monetaria, la suba de los precios no debería superar el 17% en el año en curso, pero la mayoría de los analistas privados se inclinan por una inflación algo superior al 20%.
En el terreno del análisis de las políticas, el FMI considera que "la continuidad del ajuste macroeconómico y los avances en el fortalecimiento del marco institucional ayudarán a apuntalar la confianza de los inversionistas en las metas fiscal y monetaria y a propiciar un repunte de la inversión privada".
Pero también considera "necesario impulsar una reforma en el lado de la oferta para reconstruir las bases que permitan lograr un crecimiento más vigoroso, sostenido y equitativo".
• Cambios
Según el Fondo, el panorama mundial ha cambiado desde octubre de 2016 (cuando realizó las anteriores proyecciones) y los cambios se deben distintos factores.
Entre los más importantes se encuentra una modificación prevista en el régimen de políticas de Estados Unidos, niveles más altos de crecimiento e inflación y un dólar más fuerte. De acuerdo al Fondo, en el país del norte "sigue habiendo incertidumbre en cuanto a las potenciales modificaciones de las políticas, pero es probable que la política fiscal se torne expansiva, y cabe prever un endurecimiento de política monetaria más rápido de lo previsto debido al fortalecimiento de la demanda interna y a presiones inflacionarias".
Como resultado, se proyecta que el crecimiento de Estados Unidos aumente a 2,3 por ciento en 2017 y a 2,5 por ciento en 2018, lo que equivale a un aumento acumulado del PIB de medio punto porcentual con respecto al pronóstico de octubre.
El cambio previsto en el régimen de políticas y el mayor crecimiento en Estados Unidos ha dado lugar a "un aumento de las tasas de interés a largo plazo a nivel mundial, un dólar más fuerte en términos efectivos reales y una moderación de los flujos de capital a América Latina".
Un cambio positivo son las mejores perspectivas para otras economías avanzadas y China en 2017-18, como consecuencia de mayor actividad económica en el segundo semestre de 2016 y a expectativas de que se implementen políticas de estímulo.
El Fondo también prevé cierta recuperación de los precios de las materias primas, en especial los precios de los metales y el petróleo, gracias a una fuerte inversión inmobiliaria y en infraestructura en China, a las expectativas de una distensión fiscal en Estados Unidos y al acuerdo entre los principales productores de petróleo para reducir la oferta.
Estas corrientes en la economía mundial tienen un impacto variado en América Latina. El estímulo positivo generado por la mayor demanda prevista en Estados Unidos podría verse contrarrestado por el aumento en las tasas de interés mundial y la incertidumbre en torno a posibles cambios en la política comercial y migratoria de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, el repunte de los precios de las materias primas desde comienzos de 2016 ha beneficiado a los exportadores de esos productos, pero se prevé que los precios de las materias primas continúen siendo bajos en comparación con sus niveles históricos.
Teniendo todo esto en cuenta, se prevé que la actividad económica en la América Latina y el Caribe se expanda 1,2 por ciento en 2017 y 2,1 por ciento en 2018, tras una contracción de 0,7 por ciento en 2016.
• Brasil
En Brasil, el principal socio comercial de la Argentina, el PIB siguió contrayéndose en el tercer trimestre de 2016, y los indicadores de actividad económica al cierre del año señalan una demora en la recuperación económica porque el gasto privado sigue siendo débil, según consigna el informe del Fondo.
El organismo prevé que en 2017 el crecimiento se torne positivo y sea de 0,2 por ciento. Sin embargo, advierte que "los altos niveles de desempleo y de endeudamiento del sector privado continuarán imponiendo un lastre a la demanda".
Revisando las políticas del principal socio el Mercosur, el Fondo señala que para impulsar el crecimiento, el gobierno brasileño ha anunciado medidas para ayudar a las empresas fuertemente endeudadas y reformas para reducir los trámites burocráticos y los costos de la actividad empresarial.
Con el fin de apuntalar la confianza en las finanzas públicas, se aprobó una enmienda constitucional para limitar el gasto no financiero del gobierno central en términos reales, y el gobierno ha enviado al Congreso un proyecto de reforma de las pensiones.
Mientras tanto, el Fondo señala que "la situación fiscal de varios gobiernos subnacionales es cada vez más complicada, y se espera que una nueva legislación siente las bases para un ajuste a escala estatal y para programas de reforma supervisados por el gobierno federal".
Una buena noticia es que la inflación brasileña ha estado disminuyendo rápidamente en los últimos meses, y al final de 2016 se situaba por debajo del límite superior de la banda de tolerancia.
Para Chile, el Fondo se proyecta un crecimiento de 2,1 por ciento en 2017, que se suma al aumento de 1,6 por ciento registrado en 2016. La mayor demanda externa, las perspectivas más favorables de los precios del cobre y una importante distensión monetaria son los principales factores detrás del repunte. Pero "las inciertas perspectivas regionales, las tasas de interés más altas en el exterior y la aún escasa confianza interna podrían poner trabas a una recuperación significativa".
En Perú, el crecimiento sigue siendo relativamente resistente, y se prevé que en 2017 se situé en 4,3 por ciento como resultado de una ampliación de la producción de cobre, los precios más altos de ese metal, un repunte del gasto público regional y local y un sólido gasto en consumo de los hogares.
En el otro extremo, el Fondo considera que "Venezuela continúa sumida en una profunda crisis económica que avanza hacia la hiperinflación, y cuyas principales causas son un cuantioso déficit fiscal qua ha sido monetizado, las enormes distorsiones económicas y una fuerte restricción de la disponibilidad de importaciones de bienes intermedios". Para 2017 se proyecta una marcada contracción de la actividad económica, y se prevé que la inflación continúe acelerándose.
• Flexibilidad
De acuerdo con las declaraciones de Werner, "en medio de condiciones externas cada vez más volátiles, la flexibilidad cambiaria le ha reportado marcados beneficios a la región y debe seguir siendo la primera línea de defensa ante los shocks".
El funcionario del Fondo consideró que "los países deben seguir recurriendo al espacio del que disponen para calibrar el ajuste fiscal, ya que se prevé que los precios de las materias primas continúen siendo bajos en comparación con sus niveles históricos, a pesar de su reciente repunte".
También sostuvo que las reformas estructurales -como la reducción de la informalidad y los trámites burocráticos, la mejora de la calidad de la infraestructura y el refuerzo de la educación y el Estado de derecho- son esenciales para apoyar el crecimiento a mediano plazo.