Articulo de Roubini de La Nacion de Hoy.X
Felix Garcia
http://www.lanacion.com.ar/1424628-la-caida-de-la-eurozona-ocurrira-si-no-hay-cambios Por Nouriel Roubini Para LA NACION NUEVA YORK.- La crisis de la eurozona parece a punto de alcanzar el clímax: Grecia está al borde de la cesación de pagos y de una salida deshonrosa de la unión monetaria, mientras Italia está al borde de perder acceso a los mercados. Pero los problemas de la eurozona no terminan allí. Son problemas estructurales que afectan a por lo menos otras cuatro economías: Irlanda, Portugal, Chipre y España.Durante la última década, los países del grupo conocido como Piigs (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) fungieron como principales consumidores de la eurozona, al gastar una cifra superior a sus ingresos y mantener un déficit de cuenta corriente cada vez mayor. Los del núcleo de la eurozona (Alemania, Holanda, Austria y Francia) fungieron como principales productores, con gastos inferiores a los ingresos y un superávit de cuenta corriente cada vez mayor.Estos desequilibrios se apoyaron en la fortaleza del euro desde 2002 y la divergencia de tipos de cambio reales y niveles de competitividad. En Alemania y otros países del núcleo, el costo laboral unitario se redujo, mientras que en los Piigs (y Chipre) ocurrió lo contrario. En Irlanda y España, el ahorro privado se derrumbó y la presencia de burbujas inmobiliarias impulsó el exceso de consumo, mientras en Grecia, Portugal, Chipre e Italia el factor que agravó los desequilibrios fue un déficit fiscal excesivo. La acumulación de deuda privada y pública en los países deficitarios se volvió inmanejable cuando estallaron las burbujas inmobiliarias y el déficit de cuenta corriente, el déficit fiscal o ambos se hicieron insostenibles.La mejor opción para recuperar el crecimiento y la competitividad, mientras se emprenden medidas de austeridad y reformas estructurales necesarias, es la reflación simétrica. Esto supone una política monetaria expansiva del Banco Central Europeo; ayuda ilimitada a las economías con falta de liquidez, pero solventes; una rápida depreciación del euro y estímulo fiscal en los países del núcleo de la eurozona.Alemania y el BCE se oponen a esta opción por temor a la perspectiva de un ligero aumento temporal de la inflación en los países del núcleo. La medicina amarga que Alemania y el BCE quieren recetar a la periferia es deflación recesiva. Pero esta opción traería muchos problemas. Si bien la austeridad es necesaria, implica una profundización de la recesión en el corto plazo. Lo mismo puede decirse de las reformas estructurales, porque obligarán a despedir trabajadores, cerrar empresas deficitarias y reubicar mano de obra y capital hacia industrias emergentes. Aunque precios y salarios cayeran 30% en los próximos años (algo insostenible en términos sociales y políticos), el valor real de la deuda aumentaría y se agravaría la insolvencia de los Estados y de los deudores privados. Esa paradoja ya afecta también al núcleo de la eurozona.Si los países periféricos quedan atrapados en una trampa deflacionaria de elevado endeudamiento, caída de la producción, pérdida de competitividad y déficit externo estructural, en algún momento encontrarán atractiva la tercera opción: cesación de pagos y abandono de la eurozona. Podrían revitalizar el crecimiento económico y la competitividad con una depreciación de sus nuevas monedas nacionales.Una ruptura caótica de la eurozona provocaría un cimbronazo similar al de la caída de Lehman Brothers en 2008, o tal vez peor. Para evitarlo, las economías del núcleo tendrían que recurrir a la cuarta y última opción: sobornar a la periferia para que se quede en un estado de crecimiento lento con poca competitividad. Esto obligaría a aceptar quitas de deuda y a transferir dinero para impulsar los ingresos de la eurozona.Es lo que viene haciendo Italia hace décadas: usar la ayuda de las regiones septentrionales del país para subsidiar al Mezzogiorno más pobre. Pero un mecanismo de transferencia fiscal permanente es políticamente imposible en la eurozona.Alemania y el BCE no tienen tanto poder como parecen creer. A menos que renuncien al ajuste asimétrico, que concentra todo el sufrimiento en la periferia, y busquen una solución más simétrica, el derrumbe incipiente de la unión monetaria se acelerará, conforme los países periféricos vayan cayendo en cesación de pagos y abandonen la moneda común.Los caóticos episodios ocurridos en Grecia y en Italia pueden ser el primer paso del proceso. La eurozona no puede seguir tirando para adelante. A menos que la región avance hacia una mayor integración económica, fiscal y política (siguiendo una hoja de ruta con recuperación a corto plazo del crecimiento, la competitividad y la capacidad de financiamiento), es indudable que la deflación recesiva conducirá a una ruptura caótica. Italia es demasiado grande para quebrar y demasiado grande para un rescate, y está cerca del punto sin retorno; el final de juego para la eurozona ha comenzado. El primer paso será una seguidilla de reestructuraciones de deuda obligadas y abandonos de la unión monetaria que llevarán a la desintegración de la eurozona.2002 Fue el año en que comenzó la apreciación del euro, un fenómeno que terminó dañando la competitividad de España, Italia, Irlanda, Portugal, Grecia y Chipre.