Sobran los pesos: bancos pagan 18% por los plazos fijos
Juan Carlos Fábrega
La obligación del Banco Central de asistir al Gobierno para cubrir su déficit por un lado y la caída en la demanda de crédito y la actividad por el otro, generaron un excedente de liquidez en la economía que, ante la escasez de divisas, alimentó en los últimos días la corrida cambiaria y dio fuerza al precio del dólar.
La situación se retroalimenta y lleva a los grandes bancos privados a pagar apenas entre el 18% y el 19% anual por los plazos fijos más grandes, que toman las empresas; y alrededor de un 20% por los más chicos, que toman los particulares. Con retornos tan bajos, los ahorristas prefieren sacar el dinero de las entidades y destinarlo a otras opciones de ahorro: divisas en efectivo del mercado legal y del ilegal o, en el mejor de los casos, activos dolarizados del mercado de capitales.
El Gobierno le da ahora prioridad a la pelea contra el dólar, aún por encima del empleo y de la actividad. Su único plan consiste hasta ahora en mantener a salvo el stock de reservas con un endurecimiento del cepo cambiario (restringiendo al máximo todos los canales por los que se fugan las divisas) o una absorción más agresiva de los pesos que circulan en la economía.
La liquidez alcanzó ya niveles tan altos que, sin siquiera tocar las tasas de interés, ayer el Banco Central logró esterilizar
$ 9.500 millones. Es la cifra más alta desde que, a principios de febrero pasado, el organismo subió 1000 puntos básicos las tasas de interés. Los bancos ven atractivo en el margen de ganancia que les queda por tomar liquidez del mercado a tasas de entre el 18% y el 20,5% anual y colocarla en letras de deuda del Central que a un año ya llegan al 29% anual.
Está previsto que tanto el Gobierno como la petrolera YPF se financien con colocaciones en el mercado local; lo cual tiene un efecto neutro en el mercado monetario y evita que sea el Central quien deba proveer el financimiento y expandir aún más la emisión.
La petrolera estatal ya estuvo sondeando a las compañías de seguros para que, antes de octubre, puedan suscribir hasta $ 1.500 millones por el inciso K (que las obliga a destinar una parte de la cartera en instrumentos que financien la economía real). Y planea además, con el mismo objetivo, hacer otra colocación para minoristas de al menos $ 150 millones y ampliable a los $ 300 millones.
La situación se retroalimenta y lleva a los grandes bancos privados a pagar apenas entre el 18% y el 19% anual por los plazos fijos más grandes, que toman las empresas; y alrededor de un 20% por los más chicos, que toman los particulares. Con retornos tan bajos, los ahorristas prefieren sacar el dinero de las entidades y destinarlo a otras opciones de ahorro: divisas en efectivo del mercado legal y del ilegal o, en el mejor de los casos, activos dolarizados del mercado de capitales.
El Gobierno le da ahora prioridad a la pelea contra el dólar, aún por encima del empleo y de la actividad. Su único plan consiste hasta ahora en mantener a salvo el stock de reservas con un endurecimiento del cepo cambiario (restringiendo al máximo todos los canales por los que se fugan las divisas) o una absorción más agresiva de los pesos que circulan en la economía.
La liquidez alcanzó ya niveles tan altos que, sin siquiera tocar las tasas de interés, ayer el Banco Central logró esterilizar
$ 9.500 millones. Es la cifra más alta desde que, a principios de febrero pasado, el organismo subió 1000 puntos básicos las tasas de interés. Los bancos ven atractivo en el margen de ganancia que les queda por tomar liquidez del mercado a tasas de entre el 18% y el 20,5% anual y colocarla en letras de deuda del Central que a un año ya llegan al 29% anual.
Está previsto que tanto el Gobierno como la petrolera YPF se financien con colocaciones en el mercado local; lo cual tiene un efecto neutro en el mercado monetario y evita que sea el Central quien deba proveer el financimiento y expandir aún más la emisión.
La petrolera estatal ya estuvo sondeando a las compañías de seguros para que, antes de octubre, puedan suscribir hasta $ 1.500 millones por el inciso K (que las obliga a destinar una parte de la cartera en instrumentos que financien la economía real). Y planea además, con el mismo objetivo, hacer otra colocación para minoristas de al menos $ 150 millones y ampliable a los $ 300 millones.
