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lunes, 30 de marzo de 2015

La petrolera argentina propiedad de los Bulgheroni, los más ricos del país sudamericano, apostó por los hidrocarburos de esquisto ya en los setenta

La petrolera argentina propiedad de los Bulgheroni, los más ricos del país sudamericano, apostó por los hidrocarburos de esquisto ya en los setenta

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Javier Alberto MALLO

9:28 (hace 38 minutos)


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lic.  Javier Mallo
Alejandro Bulgheroni, que junto a su hermano Carlos posee la mayor fortuna de Argentina según la lista de la revista Forbes —5.100 millones de euros, puesto 283 mundial—, recordó el pasado lunes que en la primera década de 2000 comenzó con la técnica del fracking (fractura hidráulica) para extraer hidrocarburos en el Estado de Luisiana. “Hay lugares de EE UU y Canadá donde la producción de hidrocarburos de esquisto es rentable con un barril de crudo a 50 dólares. Puede que el petróleo baje un poco más, pero después subirá a 60 o 70”, pronosticó el copropietario de Bridas Energy y director honorario de Pan American Energy (PAE) en La Tribuna América de Inversión —una iniciativa del Consejo Empresarial de América Latina (CEAL Ibérico) y Casa de América, en colaboración con el grupo Prisa (editor de EL PAÍS)—.
No hubo tiempo durante el evento para que el ingeniero argentino contara su primera experiencia con el petróleo de esquisto en Argentina, en el yacimiento patagónico de Vaca Muerta, en 1972, cuando buscaba reservas de gas y de repente se encontró con que comenzaba a brotar el oro negro. Por entonces la técnica del frackingno se había desarrollado lo suficiente como para explotar de forma comercial aquel petróleo. Iban a pasar otros 10 años hasta que el estadounidense George Mitchell realizara los primeros intentos de fracturar el esquisto. Por entonces, Mitchell creó una ciudadela ecológica cerca de Houston, bautizada The Woodlands, que es donde ahora tiene su pequeña pero lujosa sede la empresa estadounidense de los Bulgheroni, Beusa Energy. Desafortunadamente, Alejandro Bulgheroni, de 71 años, tampoco tuvo tiempo en Madrid de contar las experiencias de su hermano Carlos, de 70, que negoció entre 1994 y 1996 con los talibanes y otros señores de la guerra de Afganistán para construir un gasoducto que uniera los yacimientos que Bridas explotaba en Turkmenistán con Pakistán e India.
Bridas, que toma su nombre de los rebordes circulares que se utilizan para acoplar tubos metálicos con tornillo, nació en 1948 como una empresa de servicios a la industria petrolera. La creó el padre de Alejandro y Carlos, el inmigrante italiano Alejandro Ángel Bulgheroni, que se mudó con su familia de la provincia argentina de Santa Fe a Buenos Aires para probar suerte. Para los años 70 ya había logrado cierto peso en el sector en Argentina y a finales de esa década comenzó a expandirse al extranjero. En 1985 el fundador de Bridas murió y sus dos hijos tomaron el relevo haciendo crecer más a la empresa.
En los noventa, con la desregulación del mercado petrolero emprendida por el Gobierno de Carlos Menem, Bridas y las demás compañías privadas del sector se hicieron con los yacimientos argentinos. En aquellos tiempos, los Bulgheroni incursionaron en las privatizaciones de Turkmenistán y se convirtieron en los únicos inversores extranjeros en el área del gas de esa ex república soviética. Pero con el correr de los años el Gobierno turcomano fue cambiando las condiciones contractuales para quedarse con una mayor participación de los pozos y acabó cediéndole el proyecto del gasoducto a Pakistán a la norteamericana Unocal.
En 1997, Bridas y la estadounidense Amoco pactaron su fusión en América del Sur. Así nació Pan American Energy (PAE), que en la actualidad produce el 17% de los hidrocarburos de Argentina, un volumen solo superado por la estatal YPF (41%), la empresa expropiada a la española Repsol por parte del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

El mayor grupo petrolero argentino

Bridas Energy es propiedad de los empresarios argentinos Alejandro y Carlos Bulgheroni. Esta firma posee el 50% de Bridas Corporation. La otra mitad es de la estatal China National Offshore Oil Corporation (CNOOC).
 Pan American Energy (PAE) está participada en un 40% por Bridas Corporation y en un 60% es de la británica BP. PAE es la segunda mayor productora de hidrocarburos de Argentina, con el 17% de la producción, detrás de YPF, con el 41%. También está presente en Chile y Bolivia.
Axion Energy, propiedad de Bridas Corporation, es la tercera mayor refinadora y comercializadora de combustibles de Argentina, con el 11% del mercado, detrás de YPF y Shell.
Energy, de EE UU, también está controlada por la familia Bulgheroni. A finales de 2013, Beusa Energy tenía reservas declaradas de gas por cinco billones de pies cúbicos, el doble de lo que atesoraba PAE en Argentina
Amoco, que después fue comprada por la británica BP, se quedó con el 60% de PAE, y Bridas, con el 40%. Pero en 2010, ante el apetito chino por las materias primas latinoamericanas, los Bulgheroni vendieron un 20% de PAE a China National Offshore Oil Corporation (CNOOC), la tercera petrolera del país asiático, de propiedad público-privada. PAE cuenta además con yacimientos en Chile y Bolivia, donde mantiene sus operaciones a pesar de que el Gobierno de Evo Morales nacionalizó una de sus filiales. Bridas Corporation, la sociedad de Bridas Energy y CNOOC, comparten además negocios en Colombia. En 2010 esta firma conjunta le compró a la norteamericana ExxonMobil su negocio del refino y las gasolineras en Argentina para crear Axion Energy, que comercializa el 11% de los combustibles, solo por detrás de YPF y la angloholandesa Shell.
PAE cimentó su crecimiento al convertir un yacimiento patagónico, Cerro Dragón, en el mayor de Argentina. En 2007, PAE consiguió que la provincia de Chubut le renovara la concesión de esa explotación petrolera hasta 2047. Para los hermanos Bulgheroni la inversión en Argentina es tan importante como la de EE UU. Así como PAE cuenta con reservas probadas por 1.615 millones de barriles de crudo y 2,6 billones de pies cúbicos de gas, la norteamericana Beusa Energy la duplica en existencias de gas. En Luisiana y Ohio apuestan sin remilgos por el fracking, mientras en la provincia argentina de Neuquén aún desconfían de los altos costes de explotar el yacimiento de Vaca Muerta.
El maná petrolero de Vaca Muerta, cuyo descubrimiento se remonta a hace casi 90 años, tiene un enorme potencial en gas (802 billones de pies cúbicos) y petróleo (27.000 millones de barriles), según un informe de 2013 de la Agencia Internacional de la Energía, lo que supone multiplicar por diez las actuales reservas de la Argentina. La formación tiene entre 60 y 520 metros de espesor, lo que permite en algún caso el uso de perforación vertical, con lo que se reducen los costos de extracción. Desde 2013, la petolera Chevron encabeza la exploración y explotación no convencional en Vaca Muerta.